Miércoles, 8 de Julio 2009.
Nos levantamos con calma, sin prisas, ya que el autobus no sale hasta las 14. Damos un último paseo por la zona, comemos y emprendemos la marcha de nuevo. A través del autobus comprobamos como las duras condiciones de la pista continuan hasta 30 km más allá de Hveravellir, punto en donde la pista mejora considerablemente, siendo ahora buena para la práctica del ciclismo.
Conforme el autocar avanza hacia el norte el paisaje se vuelve más vivo. Entramos en una pequeña cordillera que nos deja en la carretera principal, la ring route, que circumvala toda la isla. Campos de cultivo empiezan a mostrarse ante nuestros ojos y con ellos ganado, granjas y pequeños pueblos.
LLegamos sobre las 18 a la ciudad de Akureyri. Otra típica ciudad islandesa con sus coloridas casas de colores alrededor de un pequeño núcleo central. Akureyri posee puerto de mar y la convierte en una de las grandes ciudades del norte.
LLegamos al camping después de superar una dura subida y nos instalamos. Primera discusión del viaje: sol o sombra. Los nervios por la incertidumbre del viaje, no sabemos si podremos continuar en bicicleta, hacen mella en la habitual armonia de la pareja. Tras la rabieta, nos calmamos y nos comportamos como adultos siguiendo nuestra pauta habitual: paseo, ducha y cena.
Desde que empezamos el viaje hemos cenado pasta o similar cocinada en el hornillo. Hoy toca un homenaje y decidimos tirar la casa por la ventana saliendo a cenar de restaurant.
Escogemos un pequeño y acogedor local en donde encontramos una deliciosa cocina de autor autóctona. Escogemos un menu de cinco platos variados con especialidades de la isla y cocinados por sorpresa, para que no falte detalle acompañamos la opípara cena con meridage. Salimos del restaurante y tardamos en encontrar el camping, todo gira muy rápido. Tenemos que hacer dos viajes, pues vamos muy cargados.