Miércoles 2 de julio, quedamos a las 6 de la tarde (bienaventurada hora baixa) para nuestra ya habitual salida en bicicleta. Al llegar al punto de encuentro no veo al Capitan, Palmer nos comunica que lo ha llamado y no vendrá. Uf! pienso, va a ser un día duro.
Subiendo el mortirolo Josep ya da muestras de su poderío. Rodamos las aguas con viveza y en silencio, Bernat está serio, Josep en su habitual lejania, observando y escuchando (debe de gastar la gran mayoria de palabras cada mañana en el trabajo, dando innumerables conversaciones intrancendestes), y yo que empiezo a notar una pequeña falta de fuerzas preocupante. Nos enfilamos por los bomberos arriba, donde la comodidad subiendo exhibida por Josep y Bernat resulta insultante, me cuesta trabajo seguirlos. Camino de las trialeras de la budellera, en la fuente que hay al principio de los cochinillos, tengo que pedir piedad y parar a comer (tengo una jauria hambrienta en el estomago).
Llegamos al sendero que nos conducirá a la trialera de la piedra, entramos en él como un huracan, sin apenas tocar el freno. El sendero pasa a enorme velocidad debajo nuestro, y nosotros parecemos volar encima de él. Se acaba en un instante, pero la adrenalina generada es capaz de cambiar radicalmente nuestro estado de anímico. Bernat se ha olvidado ya de su mal de cabeza y ha cambiado ese gesto serio y distante por una enorme sonrisa que ilumina su rostro, yo he recuperado mágicamente las fuerzas y también estoy alegre. LLega el Josep, a su ritmo pero contento de haberselo bajado todo. Continuamos por la trialera, entre traqueteos y saltos y derrapadas llegamos a la piedra. Debo de decir que esta vez me dejé la prestancia en casa, bajo la piedra, sí, pero a trompicones y con una sensación de huy, huy, huy. Al final de la trialera un detalle del Josep, sale proyectando manillar por encima de una de esas canales de adoquines que ponen para el agua, no me cuesta nada ver meses atrás a Josep poner pie a tierra en sitios así. Felicidades Palmer, este chico va aprendiendo.
Con el entusiasmo renovado tras la trialera nos vamos a buscar la tumba menovingia y su posterior trialera de bajada al tren. Destacar la prestancia del señor Vilagines trazando la curva y su sálida tras haber resbalado unos pocos metros atrás. La parte final de la trialera también resulta de ensueño, bajando velozmente y realizando una divertida lectura del terreno. Sensaciones como ésta justifican las salidas.
Nos dirigimos al encuentro de la subida, sera la clásica pista de debajo del puente, dirección ocupas. Tras la pasajera recuperación provocada por la euforia de las bajadas, la cruda realidad de la subida me retorna súbitamente a la tragedia: ¿Quién coño ha invitado los miércoles al puto hombre del mazo? Despues de unos vanos intentos por seguir el ritmo de los protagonistas, tengo que asumir mi papel de figurante y arrastrarme como puedo al grito de "Palmer, llévame a casa".
Al llegar a los ocupas como otra barrita en un intento de llegar dignamente a la ciudad. Vamos a buscar los containers y la carretera, y en ese trocito de pista ocurre un sutil detalle que nos muestra el cambio de actitud y aprendizaje de nuestro compañero y amigo Palmer. En esa pista, donde años atrás nos advertia con el pie en el suelo de las dificultades que presentaban los agrestes "regerots" que en élla habitaban, en esa misma pista esta vez el mismo Josep rodaba feliz, alegre y despreocupado tirando de manillar en esos mismos "regerots" y levantando rueda en los baches. Bien hecho Palmer.
Descendemos por la carretera hasta la trialera que lleva a la sargantana. Bernat entra como perseguido por el mismisimo diablo, baja alocadamente y a una velocidad de vertigo.Tengo enormes dificultades para seguirlo, hasta que llega un punto que no puedo más y lo pierdo, metros más adelante lo reencuentro parado, "m´he equivocat de traçada". Potencia sin control no sirve de nada. Al llegar a la incorporación de la variante "font de la cova", giramos a la izquierda y subimos por ella. A media subida descubrimos un sendero prometedor, proximamente investigaremos el asunto.
Con las fuerzas más que mermadas llegamos arriba, a la carretera y bajamos por la ladera hasta el merendero quemando. Decidimos bajar por la carretera, Bernat ya ha tenido suficiente dosis de adrenalina en esta última bajada de la fuente de la cueva, y yo no tengo fuerzas para poder disfrutar un turo d´en cors.
Al llegar a la ciudad Bernat nos informa, cuarenta quilómetros a una media de catorze, uf! Con las fuerzas agotadas llego a casa y subiendo las escaleras resbalo y me caigo de puro agotamiento (esta caida no puntua, ni siquiera es suelo urbano). Tras repasar mentalmente la sálida y observar con satisfacción la evolución y cambio de actitud del Josep, así como el cambio experimentado en el humor del Bernat, solamente me resta una brizna de energia para un ultimo pensamiento: Salva cabrón! El próximo miércoles te comes una tortilla de aspirinas antes de la siesta!!!